VIERNES 13 (2009)


(Friday the 13Th, 2009) 95´

Dirección              Marcus Nispel
Guión                    Damian Shannon/Mark Swift
Fotografía             Daniel Pearl
Música                 Steve Jablonsky
Producción           Michael Bay/Sean S. Cunningham/
                              Andrew Form

Jared Padalecki
Danielle Panabacker
Amanda Riguetti
Derek Mears
Travis Van Winkle
Aaron Yo
Arlen Escarpeta
Ryan Hansen
Julianna Guill
Willa Ford
Ben Feldman
Jonathan Sadowski
Nick Mennell
America Olivo
Richard Burgi
Kyle Davis

En medio de una gran tormenta una joven escapa aterrorizada entre la arboleda de un bosque seguida de una mujer armada con un cuchillo dispuesta a acabar con su vida. Cuando la muchacha es arrinconada junto al lago que da nombre al campamento de Crystal Lake por su acosadora, logra sacar fuerzas de flaqueza para decapitar a la mujer con un machete que portaba en su huida. Cuándo la joven huye tras acabar con la vida de la asesina que trataba de matarla, un niño se acerca al cadáver sin cabeza. Se trata de Jason, su hijo.


Tras los más que aceptables resultados cosechados con el remake de La matanza de Texas (2003), la productora de Michael Bay Platinum Dunes volvió a solicitar los servicios de Marcus Nispel para resucitar a otro de los tótems del terror de la década de los ochenta, Jason Voorhees. El director volvió a un estilo similar en forma pero donde lo que más cojea es el fondo, y es que la propia historia base que alimentaba a las cintas de culto originales, tanto la de la película inicial de la saga de La matanza de Texas como la de la franquicia de Viernes 13 son bien distintas.

En este caso en particular la historia que se narra es excesivamente simple y simplista, encaminada a un único objetivo, mostrar todo un remedo de asesinatos brutales y explícitos a manos del verdadero protagonista de la película, el hijo de la señora Voorhes. El guion del tándem Damian Shannon y Mark Swift, quienes únicamente habían guionizado el encuentro entre Freddy Krueguer y el propio Jason Voorhees en la celebrada Freddy Vs Jason  es muy flojo, y aunque contiene en su propio concepto de reboot varias ideas extraídas de las cuatro primeras entregas de la larga saga iniciada en 1980 en clara idea de autocomplacencia para fans poco se han esforzado sus responsables por hilvanar una historia medianamente interesante. Esta idea queda fehacientemente contrastada al ser testigos de un prologo de veinte minutos con una hornada de víctimas de los que despacharse alegremente para a continuación presentar un nuevo grupo que cope el resto de metraje, aunque tanto la forma en que están dibujados sobre el papel como su propio comportamiento posterior les haga merecedores finales del machete de Jason. Además la historia contiene dos elementos especialmente irritantes para quien esto escribe, aunque trataré de enmendar la plana con otra aportación que si me ha resultado satisfactoria. En contra tenemos la idea de un condado donde la gente desaparece por docenas y además en una zona muy concreta, una policía que supuestamente busca a estas personas sin encontrar una sola pista, y un enorme campamento de verano abandonado que parece invisible para las fuerzas del orden pero con el que tropiezan una vez tras otras todas las víctimas potenciales de Jason. La otra idea a la que me refería es una constante en este tipo de historias y tiene que ver con la extraña dualidad por la cual un hombre con una fuerza física excepcional como es Jason sea capaz de por una parte soportar sin ningún problema por ejemplo un certero golpe de un bate de beisbol mientras casi cae desvanecido cuándo es la final girl quien le golpea (por otra parte final girl de menos de sesenta kilos). Estrujando un poco las posibilidades seguro que hay mil maneras más creíbles para mostrar la forma en que los últimos supervivientes son capaces de burlar e incluso llegar a noquear a su atacante sin caer en lo fácil y por otra parte poco creíble viendo durante la hora y cuarto anterior como se las gasta físicamente el asesino de Crystal Lake. Pero como apuntaba antes sí que hay un elemento que me gusta como se ha tratado en este nueva versión, y es la idea de un Jason Voorhees en clave de superviviente, como ha sido capaz de hacer de Crystal Lake su hogar, desarrollando una capacidad innata para sobrevivir en un ambiente tan hostil, lo que justifica de alguna manera su forma de acabar con todo aquel que él considere invada su territorio. La elección de Derek Mears y sus dos metros de altura es todo un acierto a la hora de dotar de un físico adecuado al personaje. Mears es un conocido actor dentro del género (también ha trabajado como especialista), y muy dado además a ocultar su verdadero rostro como hiciera por ejemplo en Predators (2010) o en Hansel y Gretel cazadores de brujas (2013) por citar únicamente un par de ejemplos.

Pero si en el terreno de la historia la película recibía sus palos, hay que reconocer que en el apartado técnico Marcus Nispel demuestra capacidad más que suficiente para ofrecer un trabajo entretenido, bien montado y dinámico, sin tiempos muertos que aburran y con la constante de mostrar a un Jason Voorhees en plena acción.  En ese sentido esta nueva versión está  a la altura (en ocasiones supera) de una saga que tampoco ofrece demasiado en lo referente a su calidad fílmica, aunque el personaje icónico de Jason haga de esta franquicia toda una delicia para el aficionado. En lo que respecta al estilo visual manejado por Nispel decir que vuelve a incidir como ya hiciera en La matanza de Texas (2003) en la presentación de un escenario grotesco, degradado y lleno de trofeos de las múltiples víctimas de Jason, idea que se recoge principalmente en los subterráneos que se encuentran en el campamento abandonado donde el protagonista ha ubicado su hogar, aunque no se llegue al extremo que ofrecía en lo referente a esta idea la obra sobre Leatherface. Igualmente multitud de secuencias han sido rodadas de noche para potenciar la sensación de peligro que viven las víctimas tratando de aumentar el desasosiego de estas escenas. Evidentemente es una película de Viernes 13 y por lo tanto su visionado responde más a un deseo de disfrutar y pasarlo bien con las andanzas de Jason, con lo que e la mayor parte de la trama estos esfuerzos resultan bastante inútiles.

Dentro del terreno interpretativo, además del anteriormente citado Derek Mears, quien compone un protagonista a la altura y que hace nos olvidemos de todo un grande como  Kane Hooder en entregas anteriores, cabe citar por curiosa la participación de un trío de protagonistas muy relacionados con el género del terror a resultas de sus trabajos interpretativos más conocidos. Así tenemos a Jared Padalecki famoso por su participación en la serie para televisión Supernatural y que ya protagonizara La casa de cera (2005). Junto a el Danielle Panabacker quien como su compañero pertenece a esa hornada de nuevos intérpretes que a pesar de dar bien en pantalla tampoco es que destaquen pos sus dotes para el drama. Panabacker ha paseado palmito en títulos como The crazies (2010) o Piraña 3DD (2012). Por último citar a Amanda Riguetti, por quien servidor siente especial debilidad desde que la descubriera en la estupenda serie El mentalista y que ya había coqueteado con el género en Return to house on Haunted Hill (2007).

Como cierre ¿podemos decir tras lo escrito hasta ahora que este reboot de Viernes 13 sea bueno? Como película es bastante floja, ya apuntábamos anteriormente que la historia es excesivamente simple, pero  como título dentro de la saga se encuentra a la altura, de hecho estaría en el top de cintas de la larga franquicia. Gustará a los forofos de Jason Voorhes y de la propia saga, y contiene además varios de los elementos recurrentes dentro de prácticamente todos los títulos de la misma. Unos protagonistas estúpidos que van a morir uno a uno de la manera más brutal, la presencia de la marihuana como forma de justificar lo descerebrados que son quienes acabaran siendo las víctimas de Jason, hermosas muchachas desnudas, y sangre, mucha sangre. Y llámenme romántico, pero me encanta que en esta ocasión Jason utilice tanto su machete, es marca de la casa, y las tradiciones hay que respetarlas.

Henry Jeckyll     


















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