(Hercules,
2014) 101´
Dirección Brett Ratner
Guión Ryan Condal/Evan
Spiliotopoulos
Fotografía Dante Spinotti
Música Fernando Velázquez/Johnannes
Vogel
Producción Beau
Flynn/Barry Levine/Brett Ratner
Dwayne
Johnson
Ian
McShane
Rufus
Sewell
Aksel
Hennie
Ingrid
Bolso Berdal
Reece
Ritchie
John
Hurt
Rebecca
Ferguson
Tobias
Santelman
Peter
Mullan
Joseph
Fiennes
Stephen
Peacocke
Isaac Andrews
Joe Anderson
Un joven
se encuentra prisionero de unos piratas que amenazan con acabar con su vida. Para
ganar tiempo, este trovador les relata las aventuras de Hércules, hijo de Dios
y mortal capaz de los más grandes prodigios dada su fuerza sobrehumana. Cuándo
los ladrones se cansan de las historias de su prisionero y se preparan para
darle muerte una figura enorme irrumpe en el campamento portando una maza
gigante. Es Hércules y viene al rescate de su sobrino.
Hay que
reconocer que la figura de Hércules no ha gozado de unas adaptaciones
cinematográficas que hicieran justicia a un personaje tan carismático y con
tanto juego. Más allá de las entretenidas películas protagonizadas por Steve
Reeves hace cincuenta años o la película de animación de Disney, por líneas
generales este héroe ha protagonizado títulos bastante discretos (Arnold
Schwarzeneger todavía se avergüenza cuándo se le recuerda el film de 1969
Hércules en Nueva York protagonizado por quien por aquel entonces se hacía
llamar Arnold Strong). Es por ello que cuándo en 2014 se estrenaron casi
simultáneamente dos títulos sobre este personaje mitológico, la presente y una
segunda de menor presupuesto dirigida por Renny Harlim y protagonizada por
Kellan Lutz, las expectativas eran bastante poco halagüeñas. Sobre el título
que nos ocupa yo temía básicamente dos cosas, una historia plana y bastante vaga
en su desarrollo que se limitara a mostrar el potencial físico de su
protagonista, y un estilo cercano a lo pueril por aquello de captar a un amplio
espectro de espectadores de cara a llenar las salas. En ambos supuestos he de
matizar mis reticencias iniciales.
Sobre la
historia decir que esta se basa en el tebeo del recientemente fallecido (no
llegó a ver estrenar la película)Steve Moore sobre las guerras Tracias, al
menos lo toma como base para perpetrar el fondo sobre el cual se desarrollará
la historia, lo cual ya es esperanzador. En ese sentido destaca la vuelta de
tuerca que se da sobre el personaje, y que aboga por desmontar la teoría del
semi Dios para presentar a Hércules como un hombre con una fuerza portentosa,
eso sí es cierto y se demuestra en la película en varios momentos como cuándo
levanta en el aire un caballo que venía al galope o sobre todo en el tramo
final cuándo es capaz de arrancar las gruesas cadenas que le mantienen
prisionero o derrumbar una colosal estatua de la Diosa Hera, pero ahí acaba
toda su divinidad, que no es poca por otra parte. La leyenda de su origen
divino sería un ardid para infundir en el enemigo un gran temor ante su
presencia, ya que se trata de un guerrero venido a mercenario y que necesita de
esa carta de presentación de cara a tener ventaja en sus enfrentamientos, como
si su fuerza colosal no fuera suficiente. Otra idea novedosa, al menos en lo
que respecta al personaje, es rodearlo de un grupo de compañeros de travesía,
quienes son la sombra de este y responsables al menos en parte de su fama. Esto permite una diversidad
de roles en la película como son el adivino, la amazona, el guerrero o el
trovador, una idea muy cinematográfica y que venía de su origen literario. Hay
que destacar igualmente que dentro de su simplicidad argumental, algo lógico en
este tipo de producciones donde quizás el cenit final es demasiado cargante por
la acumulación de clichés como son la venganza de Hércules, la aparición
redentora del personaje traidor en el momento justo, la muerte del amigo… se
presente un golpe de efecto que he de confesar pillé apenas unos instantes
antes de ser revelado en la película. Y eso siempre es de agradecer.
En lo
referente a la forma en que se presentaría la película he de reconocer que si
bien si que se ha suavizado la violencia de muchas de las secuencias, dato
fácilmente demostrable en la ausencia de sangre en las escenas de batalla,
tampoco estamos ante una historia para niños. Las escenas de batalla son
cruentas en su justa medida, si bien tampoco se regodea en las muertes de los
soldados. Especialmente destacable es la larga secuencia del enfrentamiento
entre el ejército capitaneado por Hércules contra la tribu de los Bessos, con
un más que notable trabajo de los especialistas que ejecutan trabajadas
coreografías y que además tiene el aliciente, como la gran mayoría de escenas
de acción de la cinta, de desligarse del estilo de combinación de la cámara
lenta y acelerada inaugurado con 300 (2004), volviendo su vista a títulos como
Braveheart (1995), posiblemente el primer título capaz de ofrecer escenas de
batalla tan directas y con esa fisicidad en su ejecución. No me extrañaría que
a ese respecto tuviera más que ver Alexander Witt, el director de la segunda
unidad y experto en trabajar en títulos de acción que el propio Brett Ratner, a
la sazón director de la cinta. Además se
deja de lado el rodaje en croma para ofrecer numerosas secuencias filmadas en
exteriores, otro dato que revela que este Hércules ha intentado tener entidad
propia más allá de las modas actuales, máxime en este tipo de películas.
Respecto
al elenco de intérpretes solo puede decirse de la elección de Dwayne Johnson
como protagonista una cosa. Acertadísima. Y es que ver al actor con sus casi
dos metros de altura y el físico desproporcionado que ha evolucionado desde la
musculatura propia de quien se dedicaba al mundo de la lucha libre a unos
volúmenes desorbitados es creer a pies juntillas la sarta de burradas que se le
ve haciendo en pantalla. Impresionante lo de este intérprete, basta con fijarse
en el tamaño de la musculatura de las piernas, donde es especialmente
complicado ganar volumen (que se lo digan a Brad Pitt en Troya), pero que más
allá de su presencia física además tiene carisma suficiente para encarnar al
personaje. Junto a este, un destacable grupo de compañeros liderados por Rufus
Sewell, quien por una vez deja su habitual papel de villano, con la frescura de
una Ingrid Bolso Berdal perfecta como intrépida amazona o un Ian McShane que
sabe llevar con talento su papel de aporte cómico a la trama sustentado en
apenas unas frases. John Hurt aporta el nombre propio de un veterano con
enjundia que todo proyecto de este tipo
debe aglutinar y Joseph Fiennes aparece como amanerado monarca apenas
reconocible bajo una melena rubio platino. Lo de Irina Shayk es mejor no
mencionar, porque quien vea la cinta en base a la presencia de la modelo
posiblemente se lleve una aguda decepción, veintisiete segundos es lo que
aparece en pantalla, me he tomado la molestia de medirlo, aunque cierto es,
tiene tiempo para mostrar un casi imperceptible desnudo trasero.
Hércules
pasa de esta manera de manera holgada el baremo de superproducción en base a
una historia que en ningún momento aburre, unas buenas escenas de acción y un
protagonista a la altura secundado por un grupo de personajes carismáticos.
Tiene además arrestos para no subirse al carro de las últimas versiones de
películas ambientadas en la mitología e historia presentando un estilo visual
más personal y cercano a otras décadas. Aunque, como nadie es perfecto, los
títulos de crédito finales si son calcados a los de 300 (2004) y su secuela.
Pero ese es un pequeño detalle que se perdona, vaya que si se perdona, con ese
Hércules de 120 kilos de musculo y mala leche cualquiera dice lo contrario.
Henry Jeckyll














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