Dirección Adam
Green/Joe Lynch/Bear McCreary
Adam
Rifkin/Tim Sullivan
Guión Adam
Green/Joe Lynch/Adam Rifkin
Tim Sullivan
Fotografía Will
Barratt
Música Patrick
Copeland/Andy Garfield/Bear McCreary
Producción Andrew
Mysko/Cory Neal
Adam Rifkin
Sarah Mutch
Ray Wise
Sean Paul Lockhart
Anton Troy
Gabby West
Lyn Shaye
Joel David Moore
Kristina Klebe
Kane Hodder
Richard Riehle
Corey Jones
Kaili Thorne
Brandan
McCreary
El autocine
Cecil B. Kaufman (si amiguitos, una mezcla entre el nombre del director de Los
diez mandamientos y el creador de la productora Troma) presenta su última noche
de cine casposo antes de ser clausurado, pero como no podía ser de otra manera se
despedirá a lo grande con zombies pornófilos asolando el lugar. Pero antes de
ello podremos disfrutar de varias películas de terror de la peor calidad
inimaginable.
Mucho se
ha hablado últimamente de películas recientes episódicas como VHS (2012) o El
ABC de la muerte (2012), películas formadas por diferentes insertos de terror,
pero ¿qué hay de Chillerama? ¿Dónde queda esta insigne obra que hace del cine
más hediondo, cutre, salvaje y vulgar su piedra angular para cimentar varios
relatos donde el cine B ha de bajar varias escalafones y letras en el
abecedario, concretamente hasta la Z? Tampoco es que la película se ande con
rodeos sobre sus intenciones ya que empieza con una escena en la cual el
cadáver resucitado de una mujer amputa a bocados el miembro viril de un tipo
que pretendía sodomizar a la muerta, no nos llevemos a engaños. Así, varios de
los directores de terror actuales más rotos del panorama friki se han juntado
para ofrecer un espectáculo de primera para el cinefago más retorcido y con un
sentido del humor más malsano, hagamos pues un recorrido por aquellas películas
presentes en Chillerama, agárrense los machos que allá vamos…
Wadzilla,
un espermatozoide gigante fruto de un fallido experimento médico (que tremendamente
doloroso el momento expulsión, aghhhh) destroza la ciudad a su paso mientras se
dirige a fecundar nada más y nada menos que a la Estatua de la Libertad. Partiendo
de un más que evidente juego de palabras con Goodzilla, ¿en serio alguien no
había captado la broma? tenemos mucho cartón piedra, cutre efectos visuales y
una criatura creada por los hermanos Chiodo. ¿Qué quienes son los Chiodo? No,
no se trata de una saga familiar como los Baldwin, estos son tipos normales que
se dedican a esto de los efectos especiales, ¿les suenan los Payasos asesinos
del espacio exterior o los Critters? Criaturitas todas creadas por esta gente.
Wadzilla se ríe de las cintas de ciencia ficción de los años cincuenta,
ambientando de hecho la historia en esta época y tiene momentos muy buenos como
cuándo el espermatozoide protagonista ve a la Estatua de la Libertad como si se
tratara de una bailarina de striptease (imaginen el tamaño de esos pechos), el
intento de poner un condón gigante sobre el monumento para evitar su ataque o
el instante explosión del súper espermatozoide, cuándo todos los protagonistas reciben
un baño de…. pues eso. Y encima sale Eric Roberts, el hermano desequilibrado de
Julia haciendo de militar ido de olla, ¿qué más se puede pedir? En resumen,
espermicidas, condones y tanques para frenar a un cabezón de quince metros de
altura, aprende Michael Bay.
Yo fui
un hombre oso adolescente, un joven comienza a darse cuenta que se siente
atraído por su mismo sexo, algo que se acrecentará al ser mordido en las nalgas
por un compañero de instituto aficionado a las cazadoras de cuero. La más floja
de las películas que conforman la sesión de cine golfo y que en este caso parodia
con su título la película de 1957 protagonizada por Michael Landon antes de
convertirse en un sosainas televisivo Yo fui un hombre lobo adolescente. Aquí
se juega con el género de los licántropos para sustituirlos por hombres oso
vestidos como el día del orgullo gay en un nada disimulado estereotipo
homosexual. La historia como si es muy chunga y a ratos pelín aburrida, ya que
la estiran demasiado para lo que cuenta, pero esto se compensa con creces con las
canciones compuestas para la ocasión, porque si amigos, se trata de un musical
de terror. Tenemos de esta manera temazos como Purge o Love bit me in the ass
(hala, a traducir) entre otras composiciones, todas con un sonido muy de los
cincuenta y muy pegadizas todas ellas, se os irán los pies solos, palabra.
Cameo fotográfico para Ron Jeremy, quien ya aparecía en Wadzilla, que capacidad
de aparecer en todos lados tiene este hombre y si no me creen metan su nombre
en IMDB y empiecen a leer el curriculum de esta estrella del cine porno…
El
diario de Anna Frankestein, la joven Anna Frank y su familia habrían abreviado
su apellido para que no se les relacionara con su antepasado Victor
Frankestein. Un Adolf Hitler más espigado de lo que suele ser habitual en él encuentra
su diario y decide crear una criatura a semejanza de lo que hiciera el mad
doctor Frankestein hace varios siglos. La más divertida de todas las películas,
un no parar de reír gracias a un pasado de vueltas Adolf Hitler compuesto por
un Joel David Moore (le reconocerán porque suele hacer casi siempre de tío
raro, ¿le recuerdan en la serie Bones?) que se inventa todo el alemán que sale
por su boca, una Eva Braun golfa, pero golfa golfa, y una criatura llamada Meshugannah,
que no ni más ni menos que Kane Hooder (el actor tras la máscara de Jason
Voorhes) haciendo de Golem judío con los brazos de Popeye. Mala leche, humor
absurdo a raudales y un sinsentido de inicio a fin, genial. Por cierto, gran
trabajo de los especialistas en esta ocasión, ya me entenderán.
Deathication,
breve e innecesario inserto que únicamente puede decirse de él que es una mierda,
una enorme mierda, vean la película y sabrán de que les hablo.
Zomm-B-Movie,
un autocine especializado en el terror de serie Z está a punto de cerrar sus
puertas, pero durante su última sesión un extraño compuesto azulado que ha ido
a caer por error en el bote de la mantequilla para las palomitas transformará a
quienes lo tomen en unos zombie sedientos de…no, sangre no, sexo. Eje central
que unifica la trama y que hace chanza de las películas de zombies para
convertir a estos personajes en unos obsesos del sexo. Entre este maremagno de
fornicaciones, felaciones y violaciones múltiples una pareja de adolescentes
encontrara el amor, aunque lo que mole sea al dueño del recinto cargado hasta
el tuétano de munición y recitando frases de películas a medida que descarga
escopetazos entre la muchedumbre de zombies.
A ver
recapitulemos, tenemos espermatozoides gigantes, hombres oso peludos con
predilección por el cuero, nazis uniendo trozos de cadáveres, zombies obsesos…
¿Qué más se puede pedir? ¿Una buena banda sonora? Evuala ¿Sangre, gore,
vísceras? Lo tenemos, trozos y trozos por doquier ¿Mujeres desnudas? No
demasiado pero se compensa con un recital de penes difícilmente visto antes en
cines. Todo esto y mucho más es Chillerama, la gran película de episodios de
terror para las mentes más depravadas. Hay ocasiones en las que me encanta mi
trabajo.
Edward Hyde














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