Dirección Zack
Snyder
Guión David S. Goyer
Fotografía Amir Mokri
Música Hans Zimmer
Producción Christopher Nolan/Charles Roven/
Deborah Snyder/Emma Thomas
Henry
Cavill
Amy
Adams
Michael
Shannon
Diane
Lane
Russell
Crowe
Kevin
Costner
Ayelet
Zurer
Antje
Traue
Laurence
Fishburne
Harry
Lennix
Christopher
Meloni
Richard
Schiff
Dylan Sprayberry
Jor-El,
probablemente el científico más reputado de
Krypton, habla con el Consejo Supremo que rige el planeta sobre su
preocupación por el hecho que el núcleo del mismo esté a punto de implosionar debido al abuso por parte de los dirigentes
del planeta de sus recursos, acabando de esa manera con todo atisbo de vida en su
mundo. Durante su parlamento un grupo de hombres armados al mando del general
Zod irrumpe en la sala del consejo, se está produciendo un golpe de estado.
La
primera vez que pude ver El hombre de acero después de innumerables noticias
sobre el proyecto, rodaje y post producción de uno de los títulos más esperados
de los últimos años he de reconocer que me sentí algo defraudado con el resultado
final, algo que achaqué al high tan alto que había generado la película a todos
los niveles. Es por ello que decidí dejar pasar el tiempo para volver a
adentrarme en este renacer de Superman perpetrado a medias por Snyder, Nolan y Goyer
y que ha generado a partes iguales fervientes amores y enfervorizados odios. Esta revisión me ha
servido sin embargo para apreciar las virtudes y defectos de un título que,
ahora sí puedo decir, es un estimable reinicio de franquicia.
Y es que
El hombre de acero supone una notable manera de empezar desde cero con un personaje
tan conocido a todos los niveles como es Superman, adaptándolo a una forma de
ver el cine y de entender el lenguaje cinematográfico que poco tiene que ver
con el estilo y el espíritu que destilan la serie de películas iniciadas en
1978 con Superman the movie y que incluso en la injustamente tratada Superman
returns (2006) se mantenía vigente. Ya desde el propio inicio en Krypton se
rompe toda relación con el trabajo anterior siendo sustituido el aséptico y
frio planeta mostrado hasta entonces por un vergel donde tecnología y criaturas
fantásticas se funden en una estupenda recreación del planeta (mención aparte
para un vestuario colosal), cuya trama por si misma ya hubiera dado para un
único largometraje. Aquí ya se anticipa
el gran problema de la película, el intentar abarcar demasiados acontecimientos
en una cinta de presentación, y es que es fácil vislumbrar que en la historia
narrada en la cinta de Snyder había material para al menos dos películas. Pero ese punto lo explicaré más
adelante.
Snyder
no ha querido contar de nuevo la misma historia y es por ello que utiliza un salto
temporal en la trama de treinta y tres
años para encontrarnos con una Clark Kent adulto a la búsqueda de su propio
pasado y de su propia persona. El inteligente uso de los flashbacks, los cuales
son utilizados para mostrarnos retazos importantes de la niñez del protagonista,
consigue de una parte romper una dinámica demasiado atropellada y acelerada en el devenir de los
acontecimientos a la vez que nos regala varios momentos de la relación
padre-hijo vitales para entender al Clark Kent adulto. Y tras esa primera mitad
en la que acompañamos al protagonista a lo largo de medio mundo a la vez que
van presentándose personajes relevantes de la historia, se inicia un segundo
tramo donde hacen su aparición el personaje de Zod y el resto de supervivientes
de Krypton condenados por sedición. A partir de ese instante vivimos un viaje
en una montaña rusa que inunda de acción, luchas y destrucción la platea, en un
tour de forcé puesto de moda por la franquicia de Transformes donde el leit
motive es el mostrar las secuencias de
acción más impactantes y destructivas posibles. Reconozco en ese sentido que es
todo un acierto la manera de recrear los encuentros entre Superman y sus
enemigos Kryptonianos, dotados de una velocidad, fuerza y capacidad
devastadora, que es trasladada a sus
enfrentamientos en una recreación de como realmente sería de producirse
en realidad un encuentro beligerante entre seres con tamaño potencial,
alcanzando su cenit en el momento que medio Metrópolis es literalmente
demolido. Es en este punto donde los efectos especiales, presentes y necesarios
a lo largo de toda la película, copan todo el protagonismo, ofreciendo unas
secuencias de acción brillantes y espectacularmente rodadas demostrando de esta
manera Snyder que no solo sabe filmar este tipo de secuencias bajo la
utilización de la cámara lenta. Sí que es cierto en relación al tema de los
efectos visuales que hay ciertos momentos en los que la omnipresencia del CGI
puede pasar factura en unos pocos años a unas secuencias que a día de hoy
destacan por su calidad pero que con el avance que hoy en día vivimos en
materia de efectos especiales pueden quedar rápidamente desfasadas y por lo
tanto resultar demasiado artificiales, como el momento del salto del protagonista
en la torre petrolífera, donde se evidencia se trata de un personaje generado
íntegramente por computadoras.
Y es
ahora donde vamos a mostrar el que para mí es el principal escollo que hace que
El hombre de acero no termine de ser una presentación redonda del personaje. Y
es que su afán por contar demasiado provoca unos abruptos vacios en el montaje
así como elipsis que no debería haberse dado. Esta idea se aprecia por ejemplo
en el momento en que Superman se entrega a las autoridades, donde no hay siquiera
una escena de transición. Llega un
momento, especialmente con la llegada de Zod a la Tierra, en que lo
acontecimientos se producen de manera atropellada, de una escena a otra con
evidentes lagunas en el medio. A eso se une la idea apuntada con anterioridad
de un guion excesivamente amplio y complejo que intenta ajustarse en una única
película con una duración estándar, lo que provoca que posteriormente se
produzcan dichos agujeros en la historia y escenas a echar de menos.
En el
apartado interpretativo Henry Cavill se manifiesta como una gran elección, ya
que dota al personaje no solo del mejor físico jamás visto en los Superman de
cine o televisión, sino que hace un personaje creíble, un héroe novato que se
enfrenta por primera vez a una amenaza real, conjuntándose en el personaje sus
debilidades, cierta pose de autosuficiencia y el dolor de enfrentarse a su
propia raza. Junto a él una bella Amy Adams que ejerce como una convincente
Lois Lane, personaje que presenta un evidente problema de inserción en la
historia, tratando de lograr su omnipresencia en pantalla haciéndola aparecer
en todos los frentes con recursos tan poco trabajados como el momento en que es
solicitada por Zod para subir a la nave junto a Superman o el propio Jor-El,
quien en lugar de explicar a su propio hijo como acabar con la amenaza que se
cierne sobre la Tierra se lo explica a ella, incluso el propio Superman, que
recordemos, deja morir a su padre por no delatarse, ayuda a Lane cuándo esta es
herida en la nave llegada de Krypton miles de años atrás. Todos burdos trucos
para mantener la presencia de este personaje en pantalla. Buen trabajo de
notables secundarios como Russell Crowe o Diane Lane siendo la gran sorpresa un Kevin Costner como
Jonathan Kent, protagonista de varias de las escenas más celebradas y eso a
pesar de contar con un breve papel.
Una
primera entrega de un reboot nacido con ínfulas de franquicia cinematográfica y
que muestra los mimbres que posiblemente tengan en su segunda entrega ahora en
rodaje su prueba de fuego para confirmar todo lo bueno que El hombre de acero
posee como película de inicio de Superman, o terminen por defenestrar este
intento de llevar adelante el proyecto de La liga de la justicia que DC tiene
en mente de cara a plantear su alternativa al éxito que Marvel está teniendo en
los cines. El tiempo dirá si este Superman vuela alto, la taquilla de esta
primera entrega así parece confirmarlo.
Henry Jeckyll













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