EL VENGADOR TOXICO


(Toxic avenger, 1984 ) 78´

Dirección               Michael Herz/Lloyd Kaufman
Guión                    Joe Ritter
Fotografía             Lloyd Kaufman/James A. Levobitz
Música                  
Producción           Michael Herz/Lloyd Kaufman           

Mitch Cohen
Andree Maranda
Jennifer Babtist
Cindy Manion
Robert Prichard
Gary Schneider
Mark Torgl
Pat Ryan
Dick Martinsen
David Weiss
Chris Liano
Dan Snow





Melvin es un joven nerd inadaptado bastante inútil, las cosas como son, y que trabaja en el gimnasio local de Tromaville, la capital mundial de los residuos tóxicos y un reducto de corrupción a todos los niveles (vamos, algo así como una España de hoy en día). Un día es objeto de una cruel broma por parte de los chicos del gimnasio que provoca caiga en un bidón de residuos radioactivos, accidente a partir del cual se transforma en el Vengador Tóxico, azote de delincuentes y malajes de la ciudad.


El Vengador Tóxico es el título alma mater de una productora tan particular como Troma, que se caracteriza y vanagloria de realizar películas de serie Z (porque no hay más letras en el abecedario) llenas de humor absurdo, gore, tetas, bromas de mal gusto, escatología, y un mal hacer en sus producciones que en no pocas ocasiones de tan malas que son resulten buenísimas. Esto es lo que pasa con este título, una película que ya desde el momento de su estreno presentaba un look visual desfasado y que supone todo un cúmulo de interpretaciones patéticas (vamos, que no son actores en el noventa por ciento de los casos), escenas ridículas, errores de tipo técnico y situaciones sin pies ni cabeza que sin embargo se encuentra entre lo mejor de la productora, su seña de identidad que representa todos y cada uno de los valores de la compañía. Aprovecho para añadir que la gente de Troma es tan cojonuda y cree tanto en su producto que contrariamente al resto de productoras y distribuidoras no registran sus creaciones para que estas puedan ser disfrutadas gratuitamente, probad a verlas en Youtube, están todas las películas de la compañía. Momento aplauso.

Después de este espacio publicitario de ensalzamiento de Troma, El Vengador Tóxico se puede analizar como diría mi compañero, que no amigo, Henry Jeckyll, como una crítica ácida y mordaz a la sociedad actual y específicamente al abuso del culto al cuerpo con un elevado componente ecológico en su contenido, una oda a la aceptación de los diferentes y bla, bla, bla… Ni caso, El Vengador Tóxico es ostias a tutiplén, chicas de cardados imposibles enseñando domingas, chistes malos y mucha, mucha, mucha mala leche y una falta total de moralidad en el resultado, podemos disfrutar de esta forma de niños atropellados y rematados en el suelo, chistes sobre ciegas y demás minusvalías, aplastamientos craneales ante cientos de testigos,  una tío ardiendo en mitad de la calle ante el descojone de los transeúntes… no hay límites a la hora de sacar en pantalla lo que a los responsables de la película, un Lloyd y Kaufman que eran precisamente los padres de la criatura y creadores de Troma, les viniera en gana. Es por ello que El Vengador Tóxico, que demonios, prácticamente toda la filmografía de Troma, tiene un público algo especial, gente sin prejuicios, con un retorcido sentido del humor y ganas de tirarse un rato de risas sin darle vueltas a que es lo que está viendo.  ¿Les suena este retrao robot?

La película se inicia con una voz en off que nos presenta la ciudad de Tromaville, centro neurálgico del universo Troma y  que termina con unas letras en un 3D chuchurrido que nos recuerdan al logo de Superman, la película (1979), solo que en esta ocasión nuestro héroe es un poco más sucio y dejado, además que  no tiene tanto sentido del bien en sus actos, acaba con los malos pero no tiene medida. Si hay que eviscerar, se eviscera, se hace necesario cocinar a un tío, pues al horno que va, pero qué demonios, si llega a centrifugar a una abuela que lideraba una banda de delincuentes. Lo cierto es que pese a todo es un héroe bien definido y representado con unas mallas, un tutú color rosa y una fregona siempre en las manos. Voy a destacar el momento transformación, que para los medios de los que disponía la compañía (tres duros y un chicle básicamente) está muy logrado. Además se incluye a una compañera sentimental, una ciega que acompañará a nuestro héroe en toda las continuaciones que vendrían después (aunque siempre cambiando a la actriz, pura esencia Troma) y que demostrará aquello que cantaba Disney de que “la belleza esta en el interior” (aunque algo tiene que ver el potencial sexual de nuestro amigo vengador para que la muchacha esté a su lado). Otro personaje interesante es el alcalde canalla, gordo y corrupto hasta el tuétano (aunque si lo ponemos hoy en día en nuestro país quizás fuera algo canelo al nivel en el que nos movemos) y que es malo per se, porque mola. Pero además de este villano central por el metraje aparecen numerosos enemigos que están muy bien, como el grupo de atracadores, cara puro o la cuadrilla de jóvenes del gimnasio. Carnaza para que nuestro buen amigo pueda practicar con ellos todo tipo de venganzas a cada cual más bestia y despiadada. ¿Los límites al nivel de crueldad? No los hay. Y todo, absolutamente todo el metraje está sometido al sonido de una música resultona y netamente ochentera, muy en línea con las imágenes que estamos disfrutando, ¿Qué más se puede pedir?

Para finalizar, una reflexión ¿Es entonces El Vengador Tóxico una buena película? No, es una mierda bastante grande, pero que es fiel cien por cien a su estilo, logra divertir y mucho y además representa con orgullo todo un tipo de cine que en su miseria aceptada es mucho más grande que muchas películas de presupuestos astronómicos bastante más aburridas y con menos alma que este título. Y fue tal su éxito que generó toda una saga de películas, una serie de dibujos animados y un musical. Así que como dirían nuestros amigos de Troma...

¡Larga vida a Toxie y viva el vino! A no, que eso último lo dice otro.

Edward Hyde
















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