LA CASA DE CERA


(House of wax, 2005) 107´

Dirección               Jaume Collet-Serra
Guión                    Chad Hayes/Carey Hayes
Fotografía             Stephen F. Windon
Música                   John Ottman
Producción           Susan Downey/Joel Silver/Robert Zemeckis


Elisha Cuthbert
Chad Michael Murray
Bian Van Holt
Jared Padalecki
Jon Abrahams
Robert Ri´chard
Paris Hilton
Damon Herriman







Un grupo de amigos se dirige camino de un importante evento deportivo. Acampan en medio de un claro en el bosque para pasar la noche y mientras se encuentran disfrutando de unas cervezas en el lugar un todoterreno misterioso irrumpe en el paramo donde se encuentran, deslumbrando con sus enorme faros la zona y molestando a los muchachos. Nick, el más beligerante del grupo zanja la situación arrojando un botellín al auto y destrozando uno de los faros para ver como el coche se aleja del lugar.


Me gusta el barcelonés Jaume Collet-Serra, es un tipo que me cae bien, y es que con apenas un pequeño puñado de títulos ha demostrado su valía para abrirse un hueco dentro de géneros tan complejos y personales como el terror o la acción y además en un territorio tan hostil como Hollywood, pudiendo además hacer gala de una personalidad en sus trabajos que logra emanar incluso en títulos tan puramente de encargo y controlados por los productores al frente del proyecto como es La casa de cera, una más de las producciones de Dark Castle Entertainment  y que trata de recuperar mediante remakes muchos de los clásicos del terror de serie B de los años cincuenta y sesenta. En ese sentido es evidente que el director está atado de pies y manos con imposiciones como la de tener que contar entre su plantilla de interpretes con la inexpresiva Paris Hilton en un papel con recorrido y que va más allá del mero cameo, pero La casa de cera, con todas sus limitaciones, y tiene unas cuantas, logra plantarse  como un título bien presentado, desarrollado y resuelto.

De esta manera el director ha sabido sacar chispas al material con el que contaba, y en ese sentido esa idea se refleja en que si bien la película se estructura como un slasher al uso hay varios elementos claramente diferenciadores. En primer lugar la película apuesta durante buena parte del tiempo por utilizar el suspense y la tensión (algo que queda patente en secuencias como la del acecho del todoterreno en la noche o el incómodo viaje en la furgoneta del extravagante personaje con el que se topan los protagonistas en el bosque) en lugar de atropellar al espectador con secuencias espectaculares en el terreno del gore pero vacuas a la hora de generar sensaciones desasosegantes. Otra buena prueba de ello la encontramos en que el juego de acecho a las víctimas tan propio y tópico de este tipo de películas no comienza hasta tres cuartos de hora después de iniciado el metraje.  E incluso una vez comenzada la caza de los protagonistas a manos de los hermanos psicópatas, continua vigente el uso de la tensión como eje que ancla las escenas de las muertes. Cierto que no siempre da resultado, pero la idea de plasmar una cinta que aunque sea de refilón mantenga cierto espíritu de cine de terror clásico (como el título al que se remakea en esta ocasión), confiere un aire diferente a La casa de cera, algo que se remarca en un final espectacular que muestra el museo construido en su totalidad en cera derritiéndose como consecuencia de un incendio. Esto nos lleva por relación de ideas a ese carismático pueblo poblado por inertes figuras de cera levantadas sobre los cadáveres de víctimas anteriores, ese gran hallazgo visual de la película original de 1953 que no queda traicionado en su actualización.

Otro de los intentos de Collet-Serra es el de crear personajes complejos dentro de la propia limitación del género que está tratando, y no rodearse de meros reclamos para adornar la historia cuya finalidad sea la de ser víctimas posteriores del psicópata de turno. Lo consigue únicamente a medias, ya que si bien hace un correcto trabajo con la pareja de novios protagonistas y el hermano de ella, trío sobre el que pivota en un inicio la película y que derivada en el dúo de hermanos enfrentados que deben unirse para tratar de salir con vida del lugar, no sucede igual con la otra pareja y el amigo chistoso, simple comparsa del grupo anterior cuya finalidad es propiciar más escenas de asesinatos. La pareja de hermanos asesinos igualmente han tratado de ser humanizados en su desarrollo tratando de justificar de alguna manera el porqué de sus actos, aunque al igual que pasaba con el intento de crear un trasfondo psicológico del resto de personajes, el intento queda a medias. El grupo de protagonistas parte de la premisa de jóvenes y guapos, con actuaciones que no destacan pero tampoco incomodan de intérpretes como la bella y menuda Elisha Cuthbert, el duro Chad Michael Murray o el televisivo Jared Padalecki. Frente a estos y como doble antagonista  un Brian Van Holt que se hace con el mejor papel de la película y al que sabe sacar provecho resultando una presencia amenazadora desde el inicio, máxime cuando el espectador parte con ventaja sobre lo que los propios protagonistas desconocen, cómo en su rol de pasado de vueltas una vez enseña su verdadera cara. Y si Van Holt es lo mejor del apartado artístico lo peor lo tenemos en una Paris Hilton que fue impuesta al director y que se manifiesta tan artificial en pantalla como en su vida diaria, haciendo que el espectador se posicione del lado del psicópata Vincent (efectivamente un detalle nada original respecto al título de 1953 protagonizado por Vincent Price) en la escena de la muerte de ella.


Si bien es cierto que la película no llega a explotar y rematar a pesar de las buenas ideas que de partida tenía ya la cinta de la que parte este remake, logra ofrecer un adicional al sobresaturado mundo del slasher con secuencias tan interesantes como la de la conversación de Nick y Bo con la hermana de este secuestrada a un par de metros bajo ellos, la escena que tiene lugar en el cine trufado de cadáveres de cera entre los que se oculta Carly o el espectacular final con el museo fundiéndose y los protagonistas supervivientes tratando de escapar. Un debut en Hollywood que a pesar de no resultar brillante sí que posicionó ya a su realizador como un director a tener en cuenta, logrando dar un puñetazo en la mesa con su siguiente trabajo dentro del género de terror, La huérfana (2009),  una de las sorpresas más agradables del año de su estreno. Lo dicho, Jaume Collet-Serra, un director que me cae simpático, un buen director que me cae simpático.

Henry Jeckyll    


     













  

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