ZOMBIE STRIPPERS


                                                                                           
(Zombie strippers, 2003) 90´                                                                                                                                                

Dirección               Jay Lee
Guión                    Jay Lee
Fotografía             Jay Lee
Música                   Billy White Acre
Producción           Andrew Golov/Angela Lee/Larry Schapiro


Robert Englund
Jennifer Holland
Jenna Jameson
Roxy Saint
Shamron Moore
Jeannette Sousa
Penny Vital
Whitney Anderson
Carmit Levite
Joey Medina
Johnny Hawkes
Calvin Green



Un grupo de élite del ejército de los UESEI con un número inusualmente elevado de soldados macizas irrumpe en una instalación científica plagada de zombies resultado de un experimento militar que se ha torcido (algo impensable en un peli de zombies). Durante la misión de asalto uno de los militares, afortunadamente ninguna de las macizas, resulta mordido por una de las criaturas putrefactas logrando huir y esconderse en un local ilegal de striptease.  Imaginen el resto…


Zombie strippers es una película consecuente. Aparecen zombies y aparecen strippers en una mezcla de silicona y muertos resucitados descomponiéndose por minutos a partes iguales y que es toda una delicia para el cinefago de pro como es uno mismo. Y además ambos elementos son utilizados hasta el aburrimiento. Hordas de zombies con un hambre constante y  su característico pulular por las estancias en busca de carne fresca se mezclan con una variedad de strippers que nos recuerdan a aquella  copla de “una morena y una rubia”. Bueno, en este caso el espectro de mujeres es más amplio, tenemos una morena, tenemos una rubia, también una pelirroja, incluso una gótica y todas tienen su escena de striptease para lucirse, aunque he de reseñar mi molestia por el hecho de que la actriz Penny Vital (la pelirroja) no interioriza del todo su personaje, vamos, que no enseña pezón.

El director, un tal Jay Lee, del universo Juan Palomo yo me lo guiso yo me lo como, se dedica a dirigir, escribir, montar, fotografiar, vamos, que exceptuando el catering de la película mete el hocico en todas las tareas posibles. Como decía, el director demuestra un gran olfato publicitario logrando reunir como cabezas de cartel  de la película a Robert Englund, para siempre el inolvidable Freddy Krueguer de la longeva serie de películas para no dormir de Pesadilla en Elm street y todo un icono del terror. Película del género que desembolse el caché del actor, allí tendrá un cameo o intervención más larga, dependiendo del montante pagado. Y además su presencia siempre es bienvenida, como en esta ocasión que interpreta al hipocondriaco y codicioso dueño del local donde se desarrolla la acción. Eso por la parte del aficionado al terror. Para otro tipo de aficionados y junto a Englund, la película utiliza el reclamo de la diva del porno recauchutada Jenna Jameson, aunque he de confesar que  este tipo de actrices tan plastificadas no son del gusto de un servidor ya que  uno es un amante de lo natural. La verdad es que si al careto de travelo que ya de por si tiene la muchacha le unimos el buen trabajo de los maquilladores a la hora de mostrar a la zombie que va descomponiéndose según avanza la trama, el resultado es bastante asqueroso de por sí. Algo parecido pasa con el resto de actrices que interpretan a las strippers, la verdad, más guapas que la supuesta estrella de la función, pero que acaban resultando repelentes en sus últimos estadios de putrefacción. En ese sentido no me puedo quitar de la cabeza el lapdance que Lilith y Sox hacen a su adorado jefe Ian mientras sus fluidos corporales (nunca mejor dicho) se desprenden de sus estropeados cuerpos. Puaj.

La película tiene unos secundarios simpáticos como el gran Paco, encargado de la limpieza del local, lo que le obliga a meter alguna hora extra cuándo comienza la orgia de muerte y sangre, o Blavatski, una ex stripper que añora sus años de juventud y baile en las barras de los locales en los que trabajaba. Por lo demás lo que necesitamos, chicas guapas y muchos extras idiotas para convertirse en zombies y hacer trabajar a la gente de efectos especiales, que por cierto, no lo hacen nada mal. El zombie con la cabeza abierta a la altura de la mandíbula con la lengua colgando o el momento en que abren el cráneo de Cole como si de una lata de atún se tratara son solo un par de momentos en los que los chicos de FX demuestran su valía. En este caso el director no ha tomado parte del trabajo de efectos especiales, súmenlo al apartado del catering como “tareas no desempeñadas por Jay Lee”. Pero lo mejor a nivel técnico, ya lo he dicho, son unos maquillajes muy, pero muy logrados y que transmiten todo el asquito que se les supone  a unas chicas que se están descomponiendo en carne viva.

Además de entretener los sentidos he de reseñar que la película tiene unos cuántos puyazos al ex Presidente George Bush que siempre son bienvenidos. Fíjense bien, están concentrados casi en su totalidad en las secuencias iniciales. También la NRA, más conocida como la Asociación Nacional del Rifle, más conocida el Club de amigos de tiro al malo al que pertenecía un senil Charlton Heston  tiene su toquecito. Qué caramba, haciendo balance resulta que Zombie strippers es un film de contenido social. Otro punto a su favor.

Hagamos resumen, Zombie strippers tiene bailarinas de striptease, zombies a montones, maquillajes repulsivos, algún chiste gracioso y una carga de crítica social para hacernos pensar. Vamos, que nos encontramos con una película perfecta para pasar el rato y que al menos da lo que promete, no como la engañosa Strippers  Vs werewolfes (2012) mucho más ligerita y que además de lo evidente tiene con la película del polivalente Jay Lee otro factor en común. ¡Si, sale Robert Englund!


Regocíjense de Zombie strippers y recuerden, que no decaiga la fiesta, ¿Qué le han arrancado la yugular  de un mordisco muriendo en segundos entre estertores de sangre para resucitar en unos segundos con los dientes ennegrecidos, los ojos humedecidos en humor vítreo y la carne oliendo a podrido por momentos? Eso no es excusa para dejar de bailar sobre una tarima y hacer acrobacias en la barra de striptease con las piernas abiertas en uve mirando al techo y la cabeza apuntando al suelo para deleite del personal. Si amigos, eso es Zombie strippers, disfrútenla. 

Edward Hyde

















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