Dirección Jay Lee
Guión Jay Lee
Fotografía Jay Lee
Música Billy White Acre
Producción Andrew Golov/Angela Lee/Larry
Schapiro
Robert
Englund
Jennifer
Holland
Jenna
Jameson
Roxy
Saint
Shamron
Moore
Jeannette
Sousa
Penny
Vital
Whitney
Anderson
Carmit
Levite
Joey Medina
Johnny Hawkes
Calvin Green
Un grupo
de élite del ejército de los UESEI con un número inusualmente elevado de
soldados macizas irrumpe en una instalación científica plagada de zombies
resultado de un experimento militar que se ha torcido (algo impensable en un peli
de zombies). Durante la misión de asalto uno de los militares, afortunadamente
ninguna de las macizas, resulta mordido por una de las criaturas putrefactas
logrando huir y esconderse en un local ilegal de striptease. Imaginen el resto…
Zombie
strippers es una película consecuente. Aparecen zombies y aparecen strippers en
una mezcla de silicona y muertos resucitados descomponiéndose por minutos a
partes iguales y que es toda una delicia para el cinefago de pro como es uno
mismo. Y además ambos elementos son utilizados hasta el aburrimiento. Hordas de
zombies con un hambre constante y su
característico pulular por las estancias en busca de carne fresca se mezclan
con una variedad de strippers que nos recuerdan a aquella copla de “una morena y una rubia”. Bueno, en
este caso el espectro de mujeres es más amplio, tenemos una morena, tenemos una
rubia, también una pelirroja, incluso una gótica y todas tienen su escena de striptease
para lucirse, aunque he de reseñar mi molestia por el hecho de que la actriz
Penny Vital (la pelirroja) no interioriza del todo su personaje, vamos, que no enseña
pezón.
El
director, un tal Jay Lee, del universo Juan Palomo yo me lo guiso yo me lo como,
se dedica a dirigir, escribir, montar, fotografiar, vamos, que exceptuando el
catering de la película mete el hocico en todas las tareas posibles. Como
decía, el director demuestra un gran olfato publicitario logrando reunir como
cabezas de cartel de la película a
Robert Englund, para siempre el inolvidable Freddy Krueguer de la longeva serie
de películas para no dormir de Pesadilla en Elm street y todo un icono del
terror. Película del género que desembolse el caché del actor, allí tendrá un
cameo o intervención más larga, dependiendo del montante pagado. Y además su
presencia siempre es bienvenida, como en esta ocasión que interpreta al
hipocondriaco y codicioso dueño del local donde se desarrolla la acción. Eso
por la parte del aficionado al terror. Para otro tipo de aficionados y junto a
Englund, la película utiliza el reclamo de la diva del porno recauchutada Jenna
Jameson, aunque he de confesar que este
tipo de actrices tan plastificadas no son del gusto de un servidor ya que uno es un amante de lo natural. La verdad es
que si al careto de travelo que ya de por si tiene la muchacha le unimos el
buen trabajo de los maquilladores a la hora de mostrar a la zombie que va
descomponiéndose según avanza la trama, el resultado es bastante asqueroso de
por sí. Algo parecido pasa con el resto de actrices que interpretan a las
strippers, la verdad, más guapas que la supuesta estrella de la función, pero
que acaban resultando repelentes en sus últimos estadios de putrefacción. En
ese sentido no me puedo quitar de la cabeza el lapdance que Lilith y Sox hacen
a su adorado jefe Ian mientras sus fluidos corporales (nunca mejor dicho) se desprenden
de sus estropeados cuerpos. Puaj.
La
película tiene unos secundarios simpáticos como el gran Paco, encargado de la
limpieza del local, lo que le obliga a meter alguna hora extra cuándo comienza
la orgia de muerte y sangre, o Blavatski, una ex stripper que añora sus años de
juventud y baile en las barras de los locales en los que trabajaba. Por lo demás
lo que necesitamos, chicas guapas y muchos extras idiotas para convertirse en
zombies y hacer trabajar a la gente de efectos especiales, que por cierto, no
lo hacen nada mal. El zombie con la cabeza abierta a la altura de la mandíbula con
la lengua colgando o el momento en que abren el cráneo de Cole como si de una
lata de atún se tratara son solo un par de momentos en los que los chicos de FX
demuestran su valía. En este caso el director no ha tomado parte del trabajo de
efectos especiales, súmenlo al apartado del catering como “tareas no
desempeñadas por Jay Lee”. Pero lo mejor a nivel técnico, ya lo he dicho, son
unos maquillajes muy, pero muy logrados y que transmiten todo el asquito que se
les supone a unas chicas que se están
descomponiendo en carne viva.
Además de
entretener los sentidos he de reseñar que la película tiene unos cuántos puyazos
al ex Presidente George Bush que siempre son bienvenidos. Fíjense bien, están
concentrados casi en su totalidad en las secuencias iniciales. También la NRA,
más conocida como la Asociación Nacional del Rifle, más conocida el Club de
amigos de tiro al malo al que pertenecía un senil Charlton Heston tiene su toquecito. Qué caramba, haciendo
balance resulta que Zombie strippers es un film de contenido social. Otro punto
a su favor.
Hagamos
resumen, Zombie strippers tiene bailarinas de striptease, zombies a montones,
maquillajes repulsivos, algún chiste gracioso y una carga de crítica social
para hacernos pensar. Vamos, que nos encontramos con una película perfecta para
pasar el rato y que al menos da lo que promete, no como la engañosa Strippers Vs werewolfes (2012) mucho más ligerita y que
además de lo evidente tiene con la película del polivalente Jay Lee otro factor
en común. ¡Si, sale Robert Englund!
Regocíjense de Zombie strippers y recuerden, que no decaiga la fiesta, ¿Qué le han arrancado
la yugular de un mordisco muriendo en
segundos entre estertores de sangre para resucitar en unos segundos con los
dientes ennegrecidos, los ojos humedecidos en humor vítreo y la carne oliendo a
podrido por momentos? Eso no es excusa para dejar de bailar sobre una tarima y
hacer acrobacias en la barra de striptease con las piernas abiertas en uve
mirando al techo y la cabeza apuntando al suelo para deleite del personal. Si
amigos, eso es Zombie strippers, disfrútenla.
Edward Hyde















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