Dirección Dan O´Bannon
Guión Dan O´Bannon
Fotografía Jules Brenner
Música Matt Clifford
Producción Tom
Fox
Clu
Gulager
James
Karen
Don
Calfa
Thom
Matthews
Beverly
Randolph
Miguel
A. Nuñez Jr.
Linnea
Quigley
Brian
Peck
John
Philbin
Jewel Shepard
Jonathan Terry
Es la
primera jornada laboral de Freddy en el almacén de suministros médicos donde
trabaja su tío Frank. Desde allí proveen de cuerpos, miembros y demás órganos a
hospitales y centros que requieran tan particular género. Durante un descanso
Frank confiesa a su sobrino que en el sótano guardan un envío de barriles con
un extraño compuesto químico del ejército que llegó allí por error. Igualmente
le descubre que la cinta de 1969 La noche de los muertos vivientes se basaba en
un hecho real acaecido con los citados productos químicos que ocultan. Ambos
deciden bajar al lugar, pero accidentalmente uno de los barriles es perforado
expeliendo un extraño gas que deja inconscientes a ambos trabajadores.
El
regreso de los muertos vivientes supone el inicio de una fructífera saga
paralela a la más conocida gestionada por el propio George A. Romero y
comandada en esta ocasión por John A. Russo, otro de los artífices del éxito
que fue La noche de los muertos vivientes (1968). Frente al planteamiento serio
y con cierta carga de crítica social de la serie de películas dirigidas por
Romero, la presente franquicia se ha caracterizado desde su inicio por un trasfondo
de humor que posiblemente haya condicionado su consideración como una gran película
sobre el género, que lo es. Esa idea que tiene el gran público de hallarse ante
una comedia protagonizada por zombies ha limitado su prestigio. Es hora de dar
al césar lo que es del césar.
El
regreso de los muertos vivientes hay que reconocer que se maneja con habilidad
circense entre el terror más prototípico de esta primera etapa del género de
los muertos vivientes con un humor nada forzado ni anclado en la broma
estúpida. Un ejemplo es el momento en que Freddy, Frank y Burt planifican con
milimétrica precisión la forma en la que acabarán con el cadáver resucitado
ubicado en una de las salas del almacén. Una vez colocados todos en sus
posiciones abren la puerta para ver como la criatura se embala directamente
hacía la posición más alejada de Burt, trastocando de esta manera todo el plan.
No es una situación cómica, los tres hombres están aterrados ante lo que está
aconteciendo y sin embargo el gag funciona a la perfección, sin necesidad de
caer en el chiste fácil o la parodia chusca. La película planea con innegable
habilidad sobre la habitual limitación espacio temporal que ubica a un grupo de
personajes principales atrapados entre una horda de insaciables zombies. Dan O´Bannon, su director, es uno de los
guionistas más importantes del género fantástico y de terror de los ochenta con
títulos como Alien, el octavo pasajero (1979), Muertos y enterrados (1981),
Lifeforce, fuerza vital (1985), Invasores de Marte (1996) o Desafio total
(1990) y ofrece un trabajo más que competente tras las cámaras, manifestándose
como un gran conocedor de los resortes del terror.
Una de
las características que destacan de El retorno de los muertos vivientes es que
a pesar de tratarse de un título creado a rebufo del éxito de la saga zombie de
Romero, tiene su propia entidad no solo en un estilo mucho más ligero en la
trama, sino en la propia concepción de los resucitados. En esta ocasión se
mueven con mayor rapidez e igualmente manifiestan una capacidad para
comunicarse que les permitirá establecer cierta estrategia de grupo a la hora de
hacerse con nuevas víctimas, lo que propicia que nuevamente nos encontremos con
una secuencia por si nada graciosa, como es el momento en que los propios
muertos vivientes engañan a los paramédicos en primer lugar y a la policía a
continuación reclamando refuerzos y provocando emboscadas a estos, pero que
logra arrancar una sonrisa al espectador. Sin embargo las novedades que más
cabría destacar es la capacidad de estos resucitados de no morir ni siquiera
con la consabida destrucción del cerebro. En ese sentido la película lo explica
perfectamente haciendo ver que ya han muerto y por lo tanto no pueden volver a
morir. Por último, el motivo que les lleva a comer los cerebros de sus víctimas
de manera compulsiva y que se muestra impactantemente en la espectacular
secuencia del interrogatorio a un cadáver que es apresado por el grupo de
protagonistas. Les calma el dolor continuo e insoportable que les atenaza, el
dolor de estar muertos. Se trata de una secuencia impagable que demuestra como
El regreso de los muertos vivientes no es una tonta comedieta zombie más, y que
contiene varios momentos especialmente duros, como es el momento en que Frank,
a punto de convertirse en un zombie y con la poca esencia humana que le queda,
se arrastra hasta el crematorio de la funeraria en la que se encuentran
atrapados para introducirse voluntariamente en uno de los hornos , no sin antes
dejar su alianza de boda para evitar arda con el resto de su cuerpo.
Destacar
las elaboradas creaciones que dan vida (término ciertamente contradictorio) a los
zombies de la película, especialmente logrados en el caso de la criatura que
ataca a los protagonistas en el sótano del almacén, con una acertada coreografía
de movimientos, o la citada mujer seccionada con la que entablan el
interrogatorio sobre porque atacan a los humanos. Todo una demostración de lo
que treinta años atrás podía hacerse en el terreno del maquillaje y los
animatronics y que continua resultando igualmente impactantes visto hoy en día.
El
regreso de los muertos vivientes mantiene además un enfoque que apuesta por el
hecho que no hay nada que pueda hacerse, que detenga lo que ha comenzado, no
hay posibilidad de salvarse, no hay supervivientes. La secuencia final que
recoge el ataque nuclear de la zona por parte del ejército, y que a pesar de
presentarse bajo un montaje algo atropellado, es un perfecto fin de fiesta a
una trama sin opción para el optimismo. Ese final de montaje precipitado y que
reutiliza secuencias previamente rodadas que muestran la salida de sus tumbas
de los resucitados es el principal elemento para la crítica de un título por lo
demás redondo.
Del
grupo de actores, dos intérpretes destacan por razones muy diferentes. Clu
Gulager da vida al dueño del almacén de suministros médicos, cuyas decisiones
iniciales tras liberarse el gas tóxico llevaran al desastre de su propagación,
para acabar convertido en el líder del grupo de supervivientes. Gulager es un
veterano actor con un rostro fácilmente identificable por haber colaborado en
infinidad de series de televisión. Junto a Gulager todo un nombre propio dentro
del terror de los ochenta, Linnea Quigley, probablemente la Scream Queen más
conocida de esta década (con permiso de Jamie Lee Curtis) y que pasa la mayor
parte de su papel completamente desnuda (por otra parte una de las constantes
de sus intervenciones cinematográficas).
El
regreso de los muertos vivientes supone el inicio de una interesante franquicia
que fluye en paralelo la saga creada y desarrollada por Romero, quien
precisamente el mismo año de su estreno ofrecería El día de los muertos (1985).
Si bien sería el director de La noche de los muertos vivientes (1968) quien se
llevaría la gloria cinematográfica del subgénero hay que romper una lanza por
una saga muy digna y que tiene en su título de inicio una de las mejores
muestras del cine zombie de los ochenta. Y ya saben, dejen las palomitas para
otra ocasión y acompañen al visionado de la película con un buen puñado de ¡cereeeebrosssss!
Henry Jeckyll















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