Dirección Joss
Whedon
Guión Joss
Whedon
Fotografía Jack N. Green
Música David Newman
Producción Barry
Mendel
Nathan
Fillion
Gina
Torres
Alan
Tudyk
Morena
Baccarin
Adam
Baldwin
Jewel
Staite
Sean
Maher
Summer
Glau
Ron
Glass
Chiwetel Ejiofor
David Krumholtz
La trama
se desarrolla en el siglo XXVI tras una guerra interplanetaria que ha generado
por parte del bando vencedor un gobierno totalitario llamado Alianza Universal.
Los miembros de la nave Serenity, varios de los cuales pertenecen al bando de
los perdedores, se dedican a subsistir como pueden. Cuándo acogen entre su
tripulación a una joven autista y a su hermano médico, no saben que acaban de
cobijar a los dos principales prófugos de la Alianza.
He de
confesar que no he visto la serie Firefly (2002) de la que Serenity se erige
como un regalo al fan tras el maltrato que esta sufrió por parte de Fox para
acabar cancelándola tras unicamente apenas una decena de capítulos emitidos.
Digo esto porque mi valoración puede tacharse de parcial o incompleta al
carecer del trasfondo que podía aportarme la visión de Serenity como
complemento de la serie de televisión original. Pero entiendo que no pocos
espectadores de esta película se enfrentarán a su visionado en las mismas condiciones
que un servidor así que me lanzaré a la pista sin red, máxime teniendo en
cuenta además no he logrado entrar en el juego que Joss Whedon plantea en su
película.
Serenity
es pura serie B, una inspiración indisimulada de sagas clásicas como Star Wars
o una Star Trek a la que ha dado la vuelta y con influencias a lo largo de la
trama de títulos concretos como Blade Runner (1982) con esa estética en cierta
ciudad tan facilmente reconocible como sui generis de la cinta de Ridley Scott,
así como por géneros completos, como le sucede al spaguetti western de la que
tanto bebe Whedon para componer su universo. Estas influencias no son algo
negativo y como ya apuntábamos ayudan a crear un mundo propio y personal que
sin llegar a lograr convencer del todo si que hay que reconocer que cumple su
cometido de enmarcar con acierto la historia.
Sin embargo
el principal escollo que hace que Serenity acabe resultando un título de
ciencia ficción del montón, entretenido pero de rápida digestión, es el afán
por abarcar demasiadas situaciones, escenarios y personajes, algo que en el
formato de una serie de televisión es plausible pero que no encaja en el
lenguaje cinematográfico. En menos de
dos horas los protagonistas van saltando de situación en situación sin llegar a
definir ninguna de estas, los personajes van apareciendo para en la mayoria de
los casos apenas ser desarrollados y la historia intenta abarcar, intuyo, todos
los elementos característicos de la serie en la que se basa sin tiempo para
llegar a mostrarlos en realidad. Todo sucede demasiado rápido, con un montaje
que en ocasiones llega a resultar mareante, como sucede en el climax final
donde las imágenes salpican la pantalla sin tiempo para que el espectador
llegue casí a percatarse de lo que está sucediendo. Whedon en esta ocasión
tropieza a la hora de intentar trasladar todo Firefly en apenas dos horas de
metraje, debiendo haber condensado mejor más que la historia en sí, las
situaciones desarrolladas en la misma.
Contrariamente
a lo que sucede con la trama, el director y guionista si logra crear unos
personajes centrales en buena parte atrayentes, aunque sobren secundarios de
una sola secuencia que hacen ver necesitarían más tiempo y peso para ser
desarrollados. Entre los protagonistas sobresale un Nathan Fillion en el papel
del Capitán Malcolm Reynolds especialmente cómodo en el rol de canalla
encantador (y que en cierta forma repetiría en la serie Castle (2009-¿?) aunque
con veinte kilos más). Suyas son las mejores secuencias y frases como cuándo
tras declararse desarmado su enemigo central le abate de un disparo, o aquellos
momentos en los que juega con expresiones típicas de este tipo de películas
para darles la vuelta (“Recuerda, si me ocurre algo o no vuelvo en una
hora…¡coge la nave y ve a rescatarme!). He de reconocer que los mejores
momentos de Serenity vienen de los inteligentes diálogos escritos por Whedon y
que en no pocas ocasiones dan la vuelta a expresiones y situaciones manidas del
género. Junto a Fillion es ineludible citar a una tripulación formada por Zoë como la segunda de a bordo y complemento
perfecto al en ocasiones neurótico Capitán Mal, Wash, marido de Zoë y piloto
con un constante sentido del humor, Kaylee, la apocada mecánico que se descubre
como no tan tímida y Jayne, mercenario con una capacidad tan notable para la
acción como tan nula a la hora de
pensar. Personajes todos ellos que, aunque sin tiempo para poder lucirse, si
que forman un grupo compacto de protagonistas. La mayor decepción en el
apartado del plantel de protagonistas viene por la parte del villano, un
Chiwetel Ejiofor estupendo en un rol de
de lo más atractivo como incansable e implacable perseguidor pero que en
su última escena pierde toda su fuerza para convertirse en un pelele sin garra.
Posiblemente
el principal fallo de Serenity provenga de su intención por condensar todo un
universo tan particular y denso en un largometraje estándar, algo que acaba por
descolocar al espectador neófito de la serie originaria. Quizas los seguidores
de Firefly entiendan mejor la inserción de personajes y tramas como guiños del
autor, y el error provenga por parte de un servidor que ha empezado la casa por
el tejado. Lo que si es todo un acierto
por parte de Serenity es que se toma en serio aquel principio que dice “En el
espacio nadie puede oirte gritar”, ya
que es precisamente eso lo que encontramos en las escenas ubicadas en el
espacio exterior, silencio. Los puristas
que se indignaron con el soniquete de los rayos laser en las batallas
interesterales en La guerra de las galaxias (1977) posiblemente adopten
Serenity como cinta de cabecera en el género de la ciencia ficción. Los demás
seguiremos prefiriendo el clásico de Lucas.
Henry Jeckyll















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