PIRANHA 3D


(Piranha3D, 2010) 84´
Dirección               Alexandre Aja
Guión                    Pete Goldfinger/Josh Stolberg
Fotografía             John R. Leonetti
Música                   Michael Wandmacher
Producción           Alexander Aja/Mark Canton/
                               Grégory Levasseur/ 
                               Marc Toberoff


Elisabeth Shue
Steven R. McQueen
Jessica Szohr
Jerry O´Connell
Adam Scott
Ving Rhames
Kelli Brook
Riley Steele
Ricardo Chavira
Dina Meyer
Christopher Lloyd
Richard Dreyfuss


El pueblo de Lake Victoria está sumido en plena fiesta de la primavera, cuándo cientos de jóvenes se trasladan al lugar para disfrutar de su lago, el alcohol y la juerga. Un pequeño temblor con epicentro bajo el agua abrirá una sima que conectará el lago con una masa de agua subterránea en la cual se encontraban retenidas a lo largo de miles de años unas pirañas prehistóricas que no tardarán en emerger a la superficie para atacar a los bañistas.


Alexandre Aja, responsable de los remakes de Las colinas tienen ojos (2006) y Mirrors (2008), perpetra una nueva actualización cinematográfica, en esta ocasión del clásico de la serie B de Joe Dante Piraña (1978). Lo que sucede esta vez es que Aja nos ofrece una especie de gran broma en la que como espectador puedes entrar, en cuyo caso la película al menos te entretendrá, o en la que no puedes entrar, en cuyo caso sufrirás una mayúscula decepción, máxime tras los serios acercamientos de su director al género de terror hasta ese momento. Lo cierto que para disfrutar con esta Piraña en 3D lo mejor que puede hacerse es entrar en el juego propuesto por el director, que no es otro que ofrecer una película sin sentido alguno y donde su talón de Aquiles se encuentra en un guión flojo y poco trabajado cuya máxima es justificar la inclusión indiscriminada de secuencias abiertamente de tipo gore, con unas pirañas capaces de dejar en segundos a una víctima reducida a un montón de huesos, así como otro tipo de escenas con tanto peso a lo largo del metraje como las más sangrientas, siendo aquellas que nos ofrecen montones de atractivas chicas en ropa de baño, incluso en no pocos momentos sin este escueto atuendo. Cierto que esto último puede hacer tachar de misógino a su director, que bombardea el metraje con escenas injustificadas de desnudos, por lo que es adecuado el volver sobre el argumento de broma sin pies ni cabezas que es este remake y que puede definirse como un bombardeo constante de sangre y tetas. Hay que reconocer además que ofrece al público femenino un desahogo con aire de redención en el momento en que el personaje de Derrick Jones, toda una definición andante de misoginia, sufre la traumática amputación de su miembro a manos de las voraces protagonistas, momento sobre el que además el director se regodea.

La cinta cuenta con un ajustado presupuesto bien utilizado sin embargo, ya que aunque es cierto que hay momentos durante los ataques, especialmente en su brutal clímax con la embestida de las voraces pirañas en el epicentro de la fiesta juvenil, en los que los efectos infográficos resultan forzados y artificiales, la presentación a nivel técnico y visual de la película es más que correcta demostrando Aja que es un consumado realizador. Incluso las secuencias bajo el agua están rodadas con elegancia y nitidez, cosa que no siempre sucede en escenas de este tipo. El director se aleja del tono de violencia real y descarnada utilizada en títulos pretéritos para mostrar un glosario de auténticas burradas (el citado Derrick Jones con sus piernas totalmente consumidas y todavía consciente, una muchacha a la que se le enreda el cabello en la hélice de una lancha para perder todo el rostro ante la potencia del motor, la sección por la mitad de otra joven a manos de una sirga de acero que atraviesa su cuerpo a gran velocidad…), en una espiral de escabrosas secuencias potenciadas por el uso del 3D, en aquel entonces de utilización obligada en casi cualquier título, a las que sin embargo su aire paródico y exagerado las hace entrar en el terreno casi del humor negro.

Otro de los elementos que descolocan es el elenco de intérpretes conseguidos por el director para prestarse a una película tan pueril en su resultado, pudiendo haber aprovechado el realizador galo su prestigio como nuevo enfant terrible del género para hacerse con un casting repleto de nombres conocidos comandados por la siempre bella y eficiente Elisabeth Shue, una de las jovencitas de moda en los ochenta gracias a títulos como Karate Kid (1984) o Aventuras en la gran ciudad (1987) y que ha sabido adaptarse con total naturalidad a papeles más maduros. Junto a ella un Jerry O´Connell totalmente pasado de vueltas y sobreactuado en perfecta sincronización con el estilo de la cinta, un Ving Rhames convertido en todo un referente del género o la desaprovechada aparición de Dina Meyer, protagonista de Starship Troopers, las brigadas del espacio (1997) y que hace un visto y no visto. Junto a estos intérpretes los divertidos y agradecidos cameos para el aficionado de Richard Dreyfuss en el prólogo, uno de los protagonistas de Tiburón (1975), título por excelencia del género de monstruos marinos, Christopher Lloyd, el alocado Dr Emmet Brown de la trilogía Regreso al futuro, y que en esta ocasión nos brinda un personaje muy parecido en estilo o la breve pero contundente participación de Eli Roth, responsable de Cabin Fever (2002) o Hostel (2005) como presentador del concurso de camisetas mojadas. Respecto al conjunto de actores protagonistas y como evidencia del peso que las citadas secuencias de desnudos tienen en la película, no hay que dejar escapar la ocasión de nombrar la participación de Riley Steele y Kelly Brook, actrices de cine erótico y que protagonizan una de las secuencias más extrañas y artificialmente estiradas de la película durante la cual únicamente visten unas aletas de buceo.

Hay que reconocer que Piraña 3D no engaña a nadie, ya que nada más comenzar y tras emerger un brazo devorado del fondo de las aguas arranca bajo la pegadiza canción Get u home todo un maremagno de imágenes de chicos guapos y chicas sexys en el citado festival del desfase. El mayor problema que tiene Piraña 3D es que como broma que es, va perdiendo la gracia conforme se revisiona, eliminándose el elemento sorpresa de la primera vez, no resultando tan impactante la escena que sustenta toda la tensión que va tejiéndose y que explota en el ya mencionado ataque a los jóvenes en el lago. El hecho que su director no haya potenciado el suspense más allá de la escena de los científicos descubriendo la falla creada tras el terremoto o la secuencia de la huida del barco hasta la lancha que trata de rescatar a los protagonistas a través de un cabo anudado entre ambas embarcaciones hace que toda su pegada se encuentre en un único momento, todo un deleite para el gore maniaco de pro pero poco más. El hecho de que su director no haya tenido los arrestos para acabar con ninguno de los protagonistas principales considerados imprescindibles (sugiero en este caso un final sanguinolento para la repelente pareja de hermanos pequeños), evidencia que Aja no ha terminado por echar el resto a la hora de resolver la trama. Un final a la altura más allá del susto final que bebe de la gran escena de Deep blue sea (1999) con el discurso interrumpido de Samuel L. Jackson hubiera dejado un mejor sabor de boca para quien quiera ver en Piraña 3D una divertida payasada de sus responsables. Para quien ni siquiera se lo tome a guasa puede llegar a resultarle exasperante el recital de excesos cocinado por Aja y sus cómplices, pudiendo agarrase para tumbar a la película entre otros al argumento de un engañoso tráiler en tanto emite escenas no montadas en la película editada. Disfruten del baño.

Henry Jeckyll         

   

















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