RENEGADOS DEL DIABLO


(The devil´s rejects, 2005) 104´

Dirección               Rob Zombie
Guión                    Rob Zombie
Fotografía             Phil Parmet
Música                   Tyler Bates
Producción           Mike Elliott/Andy Gould/Marco Mehlitz/
                               Michael Ohoven/Rob Zombie


Sid Haig
Bill Moseley
Sheri Moon Zombie
William Forsythe
Ken Foree
Leslie Easterbrook
Geoffrey Lewis
Priscilla Barnes
Lew Temple
Kate Norby
Dave Sheridan
Danny Trejo
Dallas Page

Numerosos coches de policía llegan hasta la apartada granja de los Firefly para detener a la familia causante de decenas de asesinatos entre viajeros de tan inhóspita zona, a quienes acogían gentilmente en su hogar para acabar torturando, violando y asesinando a sangre fría. Al llegar al lugar los agentes son recibidos por una lluvia de balas que emerge de la casona en la cual se encuentran atrincherados los miembros de la familia de psicópatas.


Continuación de La casa de los 1000 cadáveres (2003) que utiliza al extravagante y acertado grupo de psicópatas que conformaban la familia Firefly, protagonistas de los más macabros crímenes inimaginables, para ubicarlos en un contexto diferente al de la primera entrega, pasando de formar parte de una cinta cercana a los postulados de clásicos seminales como La matanza de Texas (1973) a protagonizar lo que podría definirse como una road movie que nos lleva a los infiernos a lo largo de la huida que el trío de criminales formado por el Capitán Spaulding  y sus hijos Otis y Baby realizan de las garras del pertinaz sheriff Wydell, hermano de una de las víctimas del grupo de psicópatas tal y como se mostraba en la película anterior. Remarcar que hay un par de cambios respecto a la primera entrega, ya que falta el personaje del abuelo Hugo, debido al fallecimiento del actor que lo encarnaba, Deenis Fimple, quien murió incluso antes de ver estrenado uno de sus últimos trabajos o la sustitución de Karen Black por Leslie Easterbrook (para toda una generación la sargento Callahan de la saga Loca academia de policía) a la hora de encarnar a la matriarca de tan particular familia, modificación que apenas se percibe dado el notable parecido físico entre ambas actrices.

Rob Zombie insiste sobre sus influencias cinematográficas y que han marcado toda su filmografía, ubicando la película a finales de la década de los setenta, una etapa muy concreta dentro del género de terror y lleno de obras violentas y de un marcado tono serio frente a unos ochenta más divertidos y livianos, asemejándose incluso de alguna manera la forma de rodar a las películas de esta etapa con recursos tan desfasados como la congelación de la imagen o la cámara lenta, no en el sentido estético utilizado por cineastas contemporáneos como Zack Snyder, sino en usos que nos recuerdan el final de clásicos como Grupo salvaje (1969), al que la propia secuencia final de la película debe mucho,  y que tratan de remarcar la violencia y tensión implícita de las escenas a las que acompañan. La violencia en Renegados del diablo es abrupta y sin concesiones, los momentos en los que los miembros de la familia Firefly cometen actos de violencia contra sus víctimas se muestran alejados de maniqueísmos y estéticas glamurosas. El propio filtro de la película con un estilo granulado también nos acerca al cine de terror de los setenta, donde las obras se filmaban con cierto énfasis realista incluso en la técnica. Hay que destacar sobre este aspecto la capacidad del director a la hora de crear tensión en momentos como la llegada de Otis y Baby a la habitación del motel en la que se encuentran instalados los miembros de un conjunto musical country a quienes toman como rehenes, logrando acabar por incomodar al propio espectador la tortura en un inicio más psicológica que física a la que estas víctimas son sometidas. Es algo a alabar, ya  que existe una tendencia actual que provoca mediante el abuso de una violencia exagerada que quien se sienta frente a la pantalla de cine no sienta empatía de ningún tipo hacía la víctima de esta, tal es el grado de hipérbole de lo mostrado ante nuestros ojos que termina por definirlo como irreal, llevándolo incluso a lo cómico. Zombie por el contrario incide más en el sufrimiento de las víctimas para hacer llegar este molestar al espectador, no aparta la cámara ante secuencias impactantes y molestas, al contrario, la deja ahí para recoger todos esos momentos que en muchos otros títulos se dan por sentados.

Los personajes que pueblan el universo de Renegados del diablo es otro puntal en la carrera del músico y director cinematográfico, una marca de la casa que propicia la aparición en escena de un grupo de protagonistas y secundarios extravagantes e interesantes en la manera en que han sido dibujados sobre el guion, confluyendo un auténtico circo de especímenes realmente extraño. De esta manera tenemos al capitán Spaulding, patriarca de la familia Firefly, un payaso asesino con ningún sentido del humor al que da vida el veterano Sid Haig, actor de fructífera carrera centrada en buena parte en el mundo de las series de televisión. Junto al Capitán Spaulding su hija menor y ojito dreceho Baby, una joven de apariencia dulce y cándida que se revela como una asesina sin escrúpulos que disfruta torturando a sus víctimas. La encarna Sheri Moon Zombie, esposa y musa de Rob Zombie y que ha aparecido en toda su filmografía, destacando la obsesión del director en este sentido por mostrar insistentemente, en ocasiones en escenas que no vienen a cuento el trasero de su actriz, tal será el grado de orgullo que tiene del mismo. Otis, el más sanguinario de los Firefly, auténtico líder del clan para quien el asesinato, la tortura y la violación es su día a día al que presta toda su capacidad Bill Moseley, un referente dentro del género desde que encarnara a  Chop Tow en La matanza de Texas 2 (1986). Pero de todo el grupo de personajes secundarios y cameos que pueblan la cinta, en muchas ocasiones encarnados por actores fetiches dentro del género (Michael Berryman, Ken Foree, Kane Hooder…) servidor se queda con el papelón de William Forsythe, actor por el que siento especial devoción y que encarna al vengativo Sheriff Wydell con una fuerza arrolladora que provoca que cuándo se enfrenta al trío de sanguinarios criminales se los meriende en pantalla.

Renegados del diablo es en resumen un obra muy conseguida y con un interés de inicio a fin, ya que si bien presenta algunos de los principales problemas del cine de Zombie presentes en toda su filmografía como es el hecho de no lograr ofrecer un acto final a la altura del resto de metraje, en este caso consigue reducir este continuo bajón de intensidad y calidad en el resultado final. Puede suponer, eso sí, cierta decepción para quien se acerque a esta continuación de La casa de los 1000 cadáveres como si se tratara de una secuela al uso, ya que rompe el propio subgénero en el que se ubica, siendo las dos como son películas de terror. Una obra que invita a no viajar a esa América profunda que tan bien sabe plasmar Zombie en sus películas, otra de sus constantes fílmicas y que ha hecho de la filmografía de Zombie una especie de universo cinematográfico propio del que posiblemente Renegados del diablo sea su mejor exponente. Un universo repleto de freaks y mala gente.

Henry Jeckyll            

















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