LAS TORTUGAS NINJA


(Teenage mutant ninja turtles, 1990) 90´

Dirección               Steve Barron
Guión                    Todd W. Langen/Bobby Herbeck
Fotografía             John Fenner
Música                   John Du Prez
Producción           David Chan/Kim Dawson/Simon Fields

Judith Hoag
Elias Koteas
David Forman
Leif Tilden
Michelan Sisti
Josh Pais
Kevin Clash
James Saito
Toshishiro Obata
Michael Turney
Jay Patterson
Raymond Serra




La ciudad de Nueva York está sumida en ola de delincuencia que ha provocado una inseguridad ciudadana sin precedentes. La policía se ve incapacitada para hacer frente a tal cantidad de robos, a lo que se une un total desconcierto ante quien está liderando esta red de crímenes. La audaz periodista April O´Neal está dispuesta a descubrir la verdad sobre el asunto. Una noche al salir del trabajo es asaltada por un grupo de ladrones pero afortunadamente para ella de la nada surgen unas sombras que reducen a los asaltantes y vuelven a su escondite en las alcantarillas de la ciudad. Junto al lugar de los hechos April encuentra un Sai, una de las armas utilizada por sus defensores.


El reciente reboot de esta franquicia de películas que Michael Bay ha liderado y que ha vuelto a poner en el candelero a estos personajes de tebeo nacidos de la imaginación y los lápices de Kevin Eastman y Peter Laird, me ha animado a revisionar la primera de las adaptaciones a la pantalla grande de estos originales personajes que llevan generando series de animación, muñecos y alguna que otra adaptación cinematográfica desde hace cerca de tres décadas. He de confesar mi temor a la hora de volver a ver una cinta de la que tenía buen sabor de boca por aquello de los años transcurridos y los cambios que uno mismo sufre y que provocan no pocas desilusiones a la hora de  enfrentarte a títulos del pasado. Pero en esta ocasión he de reconocer que me he llevado un gran sabor de boca, la película mantiene intactas las cualidades del mismo día de su estreno.

Por una parte nos encontramos con una correcta adaptación que traslada bastante acertadamente la esencia del tebeo original, donde resultan especialmente logrados los escenarios en los que transcurre la trama, especialmente los decorados que representan los callejones y alcantarillas donde tienen lugar buena parte de las escenas de la cinta, con un aire que ciertamente emana algo de teatral unido a un estilo comiquero artificial. Es cierto que se ha rebajado algo el tono de mala leche del comic, pero aún así podemos reconocer en esencia a los personajes principales. La película mantiene una linealidad nada original, pero el ritmo está bien llevado desde el inicio hasta el final, con una estupenda alternancia de momentos ligeros y cómicos (ese Raphael que sale del cine cubierto por una gabardina y un sombrero tras ver Critters comentando “Como pueden inventar cosas tan absurdas “) con unas secuencias de acción estupendamente coreografiadas, ofreciendo además en el segundo acto un impase en la narración con el traslado de los protagonistas a la casa en el campo de April, hecho que sin embargo no aligera el ritmo. Además se agradece que si bien el tono es casi familiar, sí que hay un par de momentos que hacen sorprendernos por su inserción en una cinta de una temática tan aparentemente blanca, como son la paliza sufrida por Raphael o el propio final de Shredder. Sí que es cierto que aprovechando el hecho de haber citado la muerte de este personaje, el villano de la historia, se echa en falta un mayor empaque en la lucha final entre Splinter y Shredder, algo que se perdona por las evidentes complicaciones técnicas de manejo del animatronic que da vida a la rata protagonista y que harían resultar demasiado artificial dicho combate de haberse pretendido rodarse como si de una pelea entre experimentados ninjas se tratara.

Es precisamente el campo de los animatronics y la creación de las tortugas que dan nombre al proyecto el elemento más destacado de la producción. Hablamos de una cinta de casi veinticinco años que en ese apartado no muestra una sola fisura en el diseño de las cuatro protagonistas, los rostros son perfectamente expresivos, la alternancia de animatronics y actores bajo un sobresaliente disfraz se fusionan perfectamente, permitiendo además a los actores no sufrir la más mínima limitación a la hora de efectuar los movimientos de artes marciales necesarios  en las secuencias de lucha. En una palabra, los personajes de Raphael, Leonardo, Michelangelo y Donatello son cien por cien creíbles, en ningún momento tienes la sensación de estar delante de una marioneta. En el caso de Splinter es más evidente su origen artificial, pero aun y todo estamos ante una maravilla artesanal de primer orden. Todo ello se debe a la participación del genio Jim Henson y su equipo (su hijo Brian es el responsable de la segunda unidad), quien ya había revolucionado el medio con obras de arte como Cristal oscuro (1982) o Dentro del laberinto (1986), elevando a categorías estratosféricas el manejo de marionetas en el cine y la televisión. Toda una lástima que el creador de Los teleñecos falleciera el mismo año de estreno de Las tortugas ninja a la temprana edad de cincuenta y tres años.

El elenco de intérpretes es discreto, algo habitual en una cinta donde los protagonistas son unos personajes como los que protagonizan la película, como el caso de Judith Hoag, que da vida a April y quien básicamente centraría su carrera posterior en la televisión. Sin embargo resulta curioso encontrar a Elias Koteas en el papel de Casey Jones, personaje que resulta otro de los aciertos de la película. Koteas es uno de esos actores que posiblemente el gran público desconozca, con un rostro que puede sonar pero que pasa desapercibido. Sin embargo es uno de esos secundarios de lujo que dan empaque a todo trabajo donde se les llama, y que ojo, ha estado a las órdenes de grandes como Scorsese, Cronenberg, Malick o Fincher. Citar anecdóticamente a Corey Feldman, bueno, en realidad a su voz, ya que pone esta al servicio del personaje de Donatello. Feldman era uno de los actores jóvenes más prometedores de los ochenta (Cuenta conmigo, Gremlins, Goonies, Jóvenes ocultos, No mataras al vecino…) hasta que las drogas y la pubertad hicieron su aparición para relegarlo al plano del cine B.


Así, que quien crea que Las tortugas ninja en su versión de comienzos de los noventa es una simpleza de muñequitos de cartón y cuatro patadas mal rodadas quizás debiera dejar de lado sus prejuicios y disfrutar de una estupenda adaptación de las páginas del comic a las pantallas de cine de unos personajes tan inclasificables como disfrutables. Como diría Splinter, una película “de puta madre”. 

Henry Jeckyll           

















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