LA MORADA DEL MIEDO


(The Amityville horror, 2005) 85´

Dirección               Andrew Douglas
Guión                    Scott Kosar
Fotografía             Peter Lyons Collister
Música                   Steve Jablonsky
Producción           Michael Bay/Andrew Form

Ryan Reynolds
Melissa George
Jesse James
Jimmy Bennett
Chloë Grace Moret
Rachel Nichols
Philip Baker Hall
Isabel Conner
Brendan Donaldson






En la madrugada del 13 de Noviembre de 1974 Ronald Defeo asesina a sangre fría a sus cuatro hermanos pequeños y a sus padres, alegando que unas voces le han obligado a cometer dichos crímenes. Un año más tarde, la familia Lutz compra la propiedad en la que tuvo lugar la masacre dispuestos a convertir una bella casa de estilo victoriano con enormes terrenos y coronada por un embarcadero en su hogar.


A comienzos del nuevo milenio dos productoras de cine se sirvieron de títulos del género de terror pretéritos como leit motive de su producción.  Así, mientras Dark Castle auspiciada por nombres tan potentes dentro del cine actual como Robert Zemeckis o Joel Silver entre otros opto en un inicio por remakear clásicos del terror de los años cincuenta o sesenta como House on Haunted Hill (1959), Los trece fantasmas (1960), El barco fantasma (1952) o La casa de cera (1953), por su parte Platinum Dunes, con el taquillero director Michael Bay como mecenas más destacado se centró en títulos más coetáneos poniendo su vista en clásicos de los setenta y ochenta como La matanza de Texas (1974), Viernes 13 (1980), Pesadilla en Elm Street (1984) o Carretera al infierno (1986). Muchos de estos remakes así como los títulos originales serán comentados en su debido momento en el presente blog. La morada del miedo pertenece a este segundo grupo de títulos, bebiendo en este caso del taquillero título de Terror en Amityville (1979) cuyo éxito generaría una interminable saga de películas de dudosa calidad.

La película parte del hecho real conocido por cualquier aficionado al mundo del misterio, narrando en un prólogo muy similar al de la película original el asesinato de todos los miembros de la familia Defeo a  manos del hijo mayor para dar un salto temporal de un año, momento a partir del cual toma el relevo como protagonista la familia Lutz y el calvario que estos cuentan vivieron durante los veintiocho días que pasaron en la casa en la que se sucedieron los crímenes. Con el conocimiento de los acontecimientos  que se tiene hoy en día y que inclinan la balanza hacia el lado del montaje por parte del relato sostenido por los Lutz y que incluso pone en duda la versión oficial que inculpó al hijo mayor de los Defeo de la muerte de sus padres y hermanos (pero esa es materia para otro tipo de debate), la cinta puede verse con otros ojos si únicamente nos atenemos a su coletilla de “basada en una historia real”. Si nos dejamos llevar por la historia y nos olvidamos de las raíces, veremos que nos encontramos ante una película de casa encantada que si bien no aporta nada nuevo a títulos anteriores si resulta una convincente cinta dentro del subgénero en el que se enclava, con momentos aterradores y que logran impregnar de mal rollo al espectador, y que, aunque lo cierto es que en la mayoría de  este tipo de secuencias se utiliza el método del susto repentino, logra su propósito de incomodar la vuelta a la cama a través del pasillo a oscuras una vez acabada la película. Podemos recordar como ejemplos válidos la aparición del fantasma de Jodie en el momento en que George y Kathy están haciendo el amor, la escena del pequeño Michael Lutz acudiendo al baño aterrorizado en la noche y la vuelta a la habitación, el visionado de la grabación casera en la que George ve a Billy como un demonio…haciendo un repaso mental de la cinta nos encontramos con que logra encadenar numerosos momentos de verdadero terror sin necesidad de recurrir a muertes violentas, que por otro lado únicamente tienen lugar en el citado inicio, mejorando  de esta manera a una película original demasiado estática en ese sentido, y que no lograba mantener el ritmo de la actual que inteligentemente acorta la duración de la película en casi media hora con respecto a la cinta de 1979, lo que evita caiga en el mismo error de esta, que no lograba sostener el misterio a lo largo de sus casi dos horas de metraje.

La casa, como sucediera en toda la saga anterior (y eran nada menos que ocho entregas hasta el rodaje de este remake), es la gran protagonista de la historia, convertida ya en un fetiche del terror más clásico, perfectamente representado en la bella y a la vez aterradora fachada coronada por las dos ventanas superiores con una forma angulosa que le confieren aspecto de enormes ojos brillantes. Es cierto que ese aspecto tanto exterior con el embarcadero alejado,  el enorme tejado protagonista de dos de las escenas más impactantes de la cinta, o el interior de pasillos oscuros y sobre todo el sótano en el que acaba parapetándose un George Lutz totalmente poseído por la locura, ayudan a generar tensión en las escenas, perfecto exponente de lo que es una casa encantada. Junto al propio edificio destacar el estupendo trabajo interpretativo de un Ryan Reynolds que demuestra que cuándo le dan papeles con potencial (y no se embarca en proyectos absurdos, cosa que suele hacer con demasiada asiduidad) es capaz de ofrecer interpretaciones de altura. En el caso actual su evolución desde marido perfecto a sádico malnacido es brillante, ya que le posibilita ofrecer numerosos matices que van desde el miedo que siente el propio personaje, la violencia psicológica que desata hacia su familia o un clímax con su personaje totalmente ido (pero sin caer en el exceso) pasando con nota el reto. Junto a él la bella Melissa George convincente como esposa sufridora y un trío de actores infantiles de nota, que logran lo imposible, que un niño actor no resulte cargante. Lo cierto es que los tres resuelven sus papeles con madurez y profesionalidad, siendo quizás el hermano pequeño el más perjudicado ante las comparaciones con sus dos  compañeros de reparto.  Papel testimonial para Philip Baker Hall que toma el relevo de la actuación de Rod Steiger veinticinco años atrás.

La película se entrona de esta manera en el amplio universo cinematográfico de las casas encantadas, que sin ser uno de los géneros más explotados dentro del terror actual, si ha logrado un buen puñado de grandes títulos. Su principal traba se encuentre quizás en el hecho que mucha gente la prejuzgue de antemano por tratarse de un remake al uso protagonizado por actores que igualmente tienen muchos detractores per se. Quizás si olvidamos todas estas prerrogativas podamos disfrutar de una película con una buena ración de sustos que nos hará pasar un buen (y cuándo digo buen quiero decir mal) rato. Disfruten de la visita. Quizás decidan comprar la propiedad.

Henry Jeckyll    

















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