(Bloody
bloody bible camp, 2012 ) 88´
Dirección Vito Trabuco
Guión Shelby McIntyre/Vito Trabuco
Fotografía Michael Bates/Neal Trout
Música Reggie Bannister/Carlos Vivas
Producción Shelby
McIntyre/Reggie Bannister/
Gigi Bannister/Tim Sullivan/Victor Trabuco
Reggie
Bannister
Tim
Sulllivan
Ivet
Corvea
Jay
Fields
Matthew
Aidan
Jessica
Sonneborn
Deborah
Venegas
Christopher
Raff
Jeff
Dylan Graham
Elissa
Dowling
Julianne
Tura
David
C. Hayes
Troy
Guthrie
Daniel
Schweiger
Steven
Richards
Jonathan
Cahill
Mike
Wood
Chris Staviski
Ron Jeremy
En un idílico campamento católico en medio
del bosque plagado de jóvenes en constante estado de excitación sexual y
monitores con cierta afición por los porros irrumpe una monja travestida que
cubre su rostro bajo una máscara demoniaca y que en lugar de rosario porta un
hacha. El resultado final pueden imaginarlo…
Una
película que comienza con una frase tan prometedora como “Jesús probablemente
tenía un gran pene” he de decir que logra captar toda mi atención. Hora y media
más tarde descubro que no era oro todo lo que relucía pero que he pasado un
entretenido rato con una mala película que sin embargo es un simpático homenaje
al género slasher de los ochenta en su versión “campamento de verano” con sagas
como Viernes 13 o Campamento sangriento en la memoria de todo buen aficionado.
En este caso se introduce el matiz de ser un centro católico, lo que permite
dos cosas, por una parte hacer algo de chanza a costa de la Iglesia Católica
con esos curas fuma porros y ávidos lectores de revistas como Cumunion (entiéndase
el juego de palabras en ingles) e igualmente introducir uno de los grandes
hallazgos de la película, la hermana Mary Chooper, un asesino enmascarado
travestido de monja redentora y oculto bajo una máscara de goma que representa
a un demonio. Moooola.
No
esperen por lo demás un ápice de originalidad en toda la película, todo se
reduce a dos momentos brutales y
sanguinolentos repletos de asesinatos al comienzo y final de la cinta y una
parte central llena de chistes zafios y escatológicos y momentos
pretendidamente graciosos que aunque no siempre funcionan sí que logran varios
momentos de risas. Imprescindible añadir en este instante que es un título
obligado para ver en compañía de los amigos más raros que tengas, unas pizzas y
el cerebro en posición de apagado. Por lo demás todo en la película rezuma
cutrez, como si de alguna manera se quisiera imitar el estilo de Troma, aunque
sin llegar ni de lejos al nivel de valentía bizarra de esta productora de
títulos tan emblemáticos como pésimos (larga vida al Vengador Tóxico). Ese
audio donde se cuelan sonidos de fondo, esos actores que se ve que respiran tras
ser destripados por nuestra monja vengadora, actuaciones lamentables y no ya
pasadas de vueltas, lo siguiente. Pero precisamente ese aire de cine amateur
(sustituyan amateur por cine hecho por cuatro colegas con cuatro duros y cuatro
cervezas de por medio) lo hace simpático, posibilitando que disfrutemos de su
casi hora y media sin dar cabezadas en el sofa, aunque tampoco sea para tirar cohetes ni lanzar vivas al
aire al llegar los títulos de crédito finales. Y es que ya lo he dicho antes,
peli perfecta para ver en modo colegueo.
Del
reparto de desconocidos malos actores destacaría tres nombres por motivos
diferentes. Reggie Bannister, quien da vida al padre Richard Cummings, con su
característica calva coronada con una coleta, es un viejo conocido del
aficionado por protagonizar la saga de terror de Don Coscarelli Phantasma, Tim
Sullivan, la monja travesti no les sonará como intérprete pero ha dirigido
títulos como 2001 maniacos (2005) y secuela, participando igualmente en la muy
divertida Chilerama (2011) (prometo
comentarla en este mismo blog), con lo que sí han visto alguna de sus película
veréis de por donde cojea el amigo. Por último no podemos eludir el cameo de
Ron Jeremy haciendo de Jesús. Para quien no lo sepa Ron Jeremy es un conocido
actor porno (vosotros diréis ¿con esa cara? ¿Con ese cuerpo? Pues si amigos,
los caminos del señor son inescrutables) que ha trabajado igualmente en
numerosas películas de cine convencional, en la mayoría de ocasiones en cameos
como el presente.
He guardado
para el final lo mejor, unas muertes brutales, donde se ha dejado de lado el
uso del ordenador y la sangre falsa hecha con un programa informático para usar
técnicas de maquillaje y efectos físicos de la vieja escuela. Y en cuanto a la
sangre, de la verdad, de esa de color rojo pintura y en cantidades
industriales. Bueno, una cosa es verdad, la secuencia en la que el gordo Timmy
recibe el cariñoso impacto de un pesado ladrillo sobre su cabeza sí que canta a
infografía, por lo demás sangre, maquillaje y maniquís de los de verdad, de los
que se pueden tocar. Podemos disfrutar de decapitaciones varias, evisceraciones
varias y apuñalamientos varios que dejan patente que de los quince euros de
presupuesto catorce han ido a este apartado. Y eso se agradece, ya que lo
último que le podía pasar a una película como Bloody, bloody, bible camp es que
las muertes sean cutres, ya lo es todo lo demás, dejen que en algo se hagan las
cosas bien.
Pues
eso, una película con cero en originalidad y cero en interpretaciones pero que
logra no ir a la recuperación de Septiembre gracias a la recreación de las muertes
y a una figura de asesino misterioso que como misterioso deja mucho que desear
pero que en su concepción y diseño, crucifijo-cuchillo incluido, la verdad es
que mola bastante. Y para terminar amigo lector un consejo, si se encuentran en
un campamento en medio de la nada donde antaño se produjeron una serie de
misteriosas y brutales muertes sin resolver, ya saben, nada de fornicio, ni
drogas, ni palabrotas, solo así saldrán vivos del lugar. Palabrita del niño Jesús.
Edward Hyde















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